Al picar el revestimiento viejo de la fachada para proceder a su rehabilitación se descubrió una piedra de mampostería que se encontraba en muy buen estado y con una distribución estéticamente perfecta, de ahí que en lugar de volver a revestir la fachada se decidiera rellenar la llaga existente entre la piedra, para que ésta resaltara y al mismo tiempo se le confiriera a la fachada un alto grado de impermeabilidad.