- Buenas Pablo, háblanos acerca de su trayectoria como arquitecto, desde el periodo de formación hasta la etapa profesional.
- Estudié Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, la cual me dotó de una fundamentada libertar creativa para afrontar cada proyecto de arquitectura. Del tiempo de formación en la misma solo me sale una palabra: gracias. Ahora tengo el inmenso honor de impartir docencia en esta misma escuela y me emociona ver cómo nuevas generaciones de alumnos egresan hablando de arquitectura con profunda determinación.
Terminé la carrera y fui galardonado con el premio al mejor expediente académico de mi promoción por la Fundación Caja de Arquitectos. Este premio me permitió elegir un estudio de arquitectura de entre los mejores de Europa para desarrollar prácticas. Yo elegí a Alberto Campo Baeza. Alberto ha sido la persona que por su forma de ser y hacer arquitectura más ha influido en mi trayectoria académica y profesional.
- Analizando tus últimos proyectos, ¿qué fue lo que despertó en ti el interés por la intervención en patrimonio?
- Nací en Porcuna, un pueblo ubicado entre Córdoba y Jaén, con gran relevancia histórica tras el paso de los pueblos íberos, romanos, musulmanes y cristianos. Todas estas culturas fueron dejando importantes vestigios arqueológicos y arquitectónicos, muchos de ellos tristemente perdidos.
En esta continua tensión de la conservación del patrimonio y su puesta en valor frente a construcciones anodinas y eclécticas, desarrollé mi interés por hacer convivir al patrimonio con la buena arquitectura contemporánea.
- Poniendo el foco en su localidad natal, Porcuna, ¿qué puede suponer para dicho municipio y para su comarca la puesta en valor de sus importantes vestigios de épocas romanas o musulmanas?
- Porcuna es una ciudad con un patrimonio emergente excepcional y del que poco se había dicho o intervenido. En los últimos años, y gracias a una firme determinación por parte del Ayuntamiento, se han ido llevando a cabo numerosas actuaciones con el fin de empezar a revertir la situación del municipio como la puesta en valor en 2015 de las carnicerías reales del siglo XVI, ó la restauración de la Casa de la Piedra en 2018.
Todas estas actuaciones van encaminadas a conservar un importante legado del que somos responsables, no solo de conservarlo, sino de garantizar su permanencia para generaciones futuras. El objetivo principal siempre ha sido el de la investigación y conservación del patrimonio.
- Una de tus últimas intervenciones se ha centrado en la rehabilitación de la Casa de la Piedra. Durante muchos años, ha estado cerrada al público y ahora vuelve a erigirse como un hito de interés para los visitantes de la localidad. ¿Por qué surgió esta motivación de volver a reabrir este monumento?
- La Casa de la Piedra es una construcción que comenzó en los años treinta y terminó a comienzos de los años sesenta. La génesis de su relevancia se debe más al proceso de cómo se gestó la idea y se llevó a cabo que al resultado en sí.
La actuación que se ha llevado a cabo en este edificio comenzó siendo una intervención de urgencia, dado que la torre norte se estaba hundiendo por falta de cimentación. Lo costoso de la intervención obligó a la familia a negociar con el ayuntamiento un acuerdo de venta y fue tras este acuerdo cuando comenzamos con unas obras, que acabaron siendo una gran intervención. Concretamente, una obra de más de dos años, que dio como resultado que el monumento a día de hoy haya recibido casi diez mil visitas desde su reapertura.
- Un punto importante en este tipo de intervenciones es, por supuesto, la elección de unos materiales y unos procesos adecuados para el correcto desarrollo del proyecto. ¿Qué tipo de morteros son los más adecuados cuando tratamos con estas preexistencias patrimoniales? ¿Por qué?
- El tema de los morteros es un tema sobre el que hay consenso. Los morteros para la intervención en patrimonio no deben ser de base cementosa. Es por ello que los únicos que utilizamos en contextos patrimoniales son cales hidráulicas. Las ventajas del uso de la cal son muy numerosas, no solamente por ser un material patrimonial utilizado desde hace siglos, sino una serie de propiedades físicas que garantizan que su puesta en obra sea más respetuosa con las preexistencias.
Ahora, en el estudio, estamos en una fase que podríamos llamar de innovación o experimentación. Estamos probando también la inyección de cal como consolidante de estructuras patrimoniales. Hasta ahora nunca lo habíamos puesto en obra y estamos empezando a verlo como una solución bastante efectiva.
- Para terminar, sabemos que formas parte del equipo de técnicos que está dirigiendo las excavaciones del antiguo anfiteatro de Porcuna. Dicho anfiteatro, a pesar de su reciente descubrimiento en 2014, se posiciona entre los tres más importantes de la península junto al de Mérida y al de Tarragona por sus impresionantes dimensiones. ¿Cuáles son los objetivos de su equipo a medio y largo plazo poniendo el foco en esta importante excavación?
- Efectivamente, hace unos años descubrimos, en el contexto de un proceso de limpieza de una calle de Porcuna, uno de los anfiteatros más grandes de España. Desde ese momento venimos llevando a cabo una serie de campañas de excavación para, poco a poco, ir sacándolo a la luz. El proyecto, desde su origen, se viene planteando como objetivo fundamental ir excavando e ir consolidando estructuralmente de forma paralela.
Estos proyectos tan grandes y complejos requieren de un equipo pluridisciplinar que garantice que todas las demandas posibles del monumento están siendo cubiertas. A muy largo plazo podríamos decir que nos planteamos la exhumación completa del edificio. Frente a ello, en un plazo más inmediato, nos planteamos ir afianzando todo lo que se va excavando e ir mostrándoselo al pueblo de forma continua.
La fase que actualmente estamos terminando en la consolidación de un fragmento de la fachada Sur-Occidental. Confiamos que, en muy breve plazo de tiempo, este tramo esté terminado y nos sirva de motor para seguir, poco a poco, haciendo emerger este impresionante monumento de más de dos mil años de antigüedad.